jueves, 21 de abril de 2016

Escultura

Escultura

La escultura en el Antiguo Egipto se practicaba desde el periodo Predinástico con admirable perfección en estatuaria y bajorrelieves, conservándose millares de objetos de una y otra clase elaborados en madera, marfil, en bronce (a veces dorado y con incrustaciones de oro y plata), en barro cocido y, sobre todo, en piedra que para las estatuas suele ser de gran dureza.
Los bajorrelieves egipcios se usan para inscripciones jeroglíficas, representaciones de dioses y faraones, de la vida doméstica, de faenas agrícolas o escenas de ultratumba y sobre todo para conmemorar las victorias de los faraones.
Ya en las obras prehistóricas comienzan a insinuarse las características propias del arte egipcio. Los bajorrelieves forman bandas paralelas y los personajes más importantes adquieren mayor tamaño. Durante la época menfita se desarrolla la estatuaria en relación con la arquitectura funeraria. Las estatuas dobles del difunto, que aseguraban su supervivencia, debían lograr un gran parecido. Para dar mayor veracidad las pintaban y esmaltaban los ojos. Sus características varían según el rango: el faraón, por ejemplo, adoptaba una actitud ritual hierática y solemne; muchos más libres y realista son las estatuas de particulares realizadas en madera o en piedra caliza pintada. La estatuaria del Imperio Nuevo creció con la arquitectura, que emprendió monumentales templos. Aparecen esfinges y estatuas colosales de carácter frontal (apreciables solo de frente) y simétrico, que se antepone a los pilones. Otra novedad son las estatuas- bloques, figuras en cuclillas envueltas en un manto y sosteniendo alguna divinidad u objeto oculto.

Algunas representaciones





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